De: Pablo Sánchez Villén
Echando la vista atrás
Resuenan cantos celestiales
Entre incienso y gotas de agua
Bellos exornos florales
Para la bajada de una reina
Que permanecerá en los altares
Virgen de la Antigua
Nunca me desampares
Que desde asa gran jornada
Tus ojos se clavaron como puñales
Del inmaculado corazón que se desgarraba
En tan penosos caminos y avatares
Siete fueron las palabras
que envolvían tan bella imagen
Cuando por fin eras consagrada
En vísperas de navidades
Nacida de la madera
Que da esta tierra de olivares
Cobrando vida
Por costaleros racheantes
Cada jueves santo
Eres reina soberana
Cuando andas por un quebranto
De callejas perfumadas
Embriagador incienso anuncio tu llegada
Incandescente estrella de la mañana
10 largos años que no son nada
desde aquella efeméride ya olvidada…
De: Pablo Sánchez Villén.
Por fin ha llegado agosto…
Larga se ha hecho la espera
De un mes tan soñado
Alcaudete se viste de fiesta
Todos enormemente ilusionados,
Para honrar a su divina alcaldesa
Que con tanto orgullo la llevamos
Entre juncia y rosas de primavera,
Lunares, alegres estampados
Y bonitas flores en papel de seda
Andan todo esto rematando,
Para llevarle nuestra ofrenda
En forma de cuidadoso trabajo:
Una majestuosa carreta,
Llenos de piropos y poemas cantados
Para venerar a la soberana
Madre de un pueblo ilusionado
La virgen de la Fuensanta.
De: Pablo Sánchez Villén.
Reina de la madrugá
Derroche de hermosura
La que hace sombra
A la misma luna
Virgen de la Antigua
Qué bonito queda
Verte de gracia llena
Divinas camareras
Con negra mantilla
Alfileres y peineta
Derroche de fe
El que te hiciera
Con tan sublime belleza
Manos entrelazadas
Mirada serena
La imagen personificada
De María inmaculada
De: Pablo Sánchez Villén.
Dulce nombre de María
Virgen del Rosario
Sin ti igual no seria
La noche del lunes santo
Costaleras sin guía
Ni nazarenos alumbrando
Callejuelas vacías
Gente llorando
No ven a la elegida
Madre del soberano
Lagrimas caían
Sufriendo y orando
Qué pena ella tendría
Entre los olivos de este campo
De: Pablo Sánchez Villén.
Doña cuaresma,
Mujer que desprende dolor
Con aires que suenan a corneta,
Característico es su olor
Incienso de primavera,
Con andares de costalero
Rosa lirio y azucena
Lleva en tan lindos cabellos,
De ángeles, que en un cáliz portan
La sangre de tan divino salvador
Esa que sin querer brota,
Al ser duramente castigado
Y atado a una columna,
Todo queda oscuro
Al pensar un calvario de agonía
Roto queda el corazón
A la piadosa virgen María,
Que mira hacia el cielo
Para ver a un moreno que expira,
Con duras cuerdas fue maniatado
De humildad es la corona que lleva,
Por su bondad quedo cautivo
Quedando rasgada la tela,
En la espalda que carga el madero
Para que su vida pueda entregar
Un hombre nazareno,
Antigua palabra de cuaresma
Todo está acabado,
En la oscura soledad queda
La marca de que Cristo ha sido sepultado.
De: Pablo Sánchez Villén.
De madruga,
te rezo madre,
para aliviarte esa pena,
más lagrimas no derrames,
eres rosa y azucena,
que hermosura contemplarte,
estas de gracia llena,
tus costaleros te mecen,
yo canto esta saeta.
De: Pablo Sánchez Villén.
Sencilla es su morada...
Como la nieve, de color blanca
es la ermita de la soberana,
A las doce de la mañana
Repican sus campanas,
Verdes son su plantas
Del color de la esperanza,
Bellos ángeles la aguardan
En el cielo de la soberana,
Iluminan su morada
La cera de fe que derrama,
Doce son las columnas
Mantienen tan hermosa casa,
Apóstoles que su nombre proclama
Son las estrellas que la engalanan,
a la corona de la Virgen de la Fuensanta.
De: Pablo Sánchez Villén.
Sumiso, paciente…
Espera Cristo la muerte
Humillado y maniatado va a ser de espinas coronado
Capa purpura le han echado,
Manando sangre de su costado
Por ser rey del necesitado a pena de muerte lo han condenado
Lleno de pena y llanto,
En una roca permanece sentado
Paciencia va derramando,
Por los corazones que va pasando
Los ojos quedan empañados contemplando a Cristo cansado
Mirando al suelo,
Pidiendo fuerza para llevar el madero
Ahí va a ser clavado,
Por nuestros grandes pecados
Rojo terciopelo cobijando a todos los que están en el cielo
En los balcones están esperando al hombre sacrificado
Al tercer día ha resucitado el hijo del soberano
Para llenarnos a todos de su espíritu santo
Y seguir derramando de paciencia y humildad
A los fieles de su divina majestad.
De: Pablo Sánchez Villén.
25 años de antigüedad han pasado ya,
Del que San Pedro fuera su Humilde altar,
Con muchas enaguas, sayas y mantos por bordar,
Para procesionar ni costaleros tendrá,
Solo niños que de las sogas tiraran,
La plaza se inundó de sobriedad,
Vestidas de luto con negra mantilla alumbraran,
Mujeres que la acompañaran en su largo caminar,
a la virgen que no cesa de llorar,
Mirada al cielo orando al padre eterno,
En un calvario de trasiego y desconsuelo,
Los años pasaran… la virgen cambiará,
Un rosario en una mano,
En la otra un pañuelo para sus lágrimas enjugar,
Ya no mira hacia el cielo,
Sino para adelante y con su hijo encontrarse,
En la tarde del Jueves Santo por un solo instante.